El tomate es uno de los productos más valorados de la huerta de España, por lo que muchas personas optan por incluir este fruto en su dieta diaria, especialmente en los meses calurosos de verano.
El principal macronutriente que aporta el tomate son los hidratos de carbono, aunque en cantidades moderadas.
No es una fuente significativa de proteínas ni de grasas, lo que refuerza su perfil como alimento bajo en calorías y con un alto valor nutritivo.
Entre los micronutrientes más destacados del tomate se encuentran la vitamina A y la vitamina C.
La vitamina A está presente principalmente en forma de carotenoides provitamina A, compuestos que el organismo convierte en vitamina A activa y que resulta esencial para el correcto funcionamiento del sistema inmunológico, la visión y la salud de la piel.
Por su parte, una sola ración de tomate puede cubrir hasta el 61% de las necesidades diarias de vitamina C, un antioxidante potente que protege las células del cuerpo contra el daño oxidativo, ayuda a la absorción del hierro y contribuye a la formación de colágeno, fundamental para la piel, los vasos sanguíneos y los tejidos.
Incluir tomate a diario en la dieta puede aportar una buena dosis de vitaminas, antioxidantes y agua, con un impacto positivo en la salud.
Es un alimento versátil que se puede consumir crudo, cocido, en jugos, purés o salsas, lo que facilita su incorporación constante en las comidas.
No obstante, como ocurre con todos los alimentos, la clave está en la moderación y en la variedad.
Aunque el tomate es saludable, no debe ser el único vegetal en la dieta.
Además, algunas personas con problemas gástricos, como reflujo o acidez, podrían experimentar molestias al consumirlo en exceso debido a su acidez natural.