Congelar tomates es una excelente opción para aprovechar este ingrediente fresco cuando está en plena temporada. Congelar tomates permite disfrutar de su sabor y nutrientes durante todo el año, ya que al almacenarlos correctamente, se conservan por varios meses. Esta práctica es ideal para quienes desean tener a mano tomates para diversas recetas, como salsas, guisos o sopas, sin preocuparse por su deterioro rápido. En lugar de dejar que los tomates se estropeen en el frigorífico, puedes congelarlos enteros, pelados o incluso en puré, para usarlos cuando los necesites. Aunque el tomate congelado pierde algo de textura, es perfecto para preparaciones cocidas. Congelar tomates no solo te permite ahorrar dinero y reducir desperdicios, sino también tener una reserva de ingredientes clave para platos caseros que requieren la intensidad del sabor de tomates frescos. Una vez descongelado, el tomate puede ser utilizado en una variedad de preparaciones que no requieren su textura fresca, ya que al descongelarse, tiende a perder firmeza. Es ideal para salsas como la de pasta o pizza, ya que el calor y el cocinado largo permiten aprovechar todo su sabor. También es excelente en guisos, sopas, y estofados, donde el tomate se desintegra, aportando cuerpo y acidez.