Se puede comer apenas hecho, se puede comer frío, se puede variar con un montón de cosas pero lleva ingredientes muy comunes y que por lo general tenemos en casa siempre.
Se dice que es uno de los postres más típicos de Palencia en Castilla y León, pero en realidad si bien se cree que nació en ese lugar, el lugar que lo popularizó fue el norte de España.
En Coruña también hay algunas recetas escritas en las que emplean pan rallado pero su textura es un poco más rústica.
Las de harina quedan más delicadas.
Sea de donde sea, este postre tiene un sabor muy cremoso y suave que mezcla varias texturas en un solo bocado, es muy rico!
Se suele servir como postre espolvoreadas con azúcar común y canela, aunque también con una salsa de caramelo quedan geniales.
Se puede jugar con el relleno de la manera que quieran, por ejemplo, sumándole una cucharada de cacao a la mezcla y convirtiéndo la leche frita en una leche frita de chocolate…
Entre mil cosas, acá es donde dejan volar su imaginación.