El pimiento se introdujo en España procedente de América, considerando algunos investigadores que llegó de Brasil a finales del siglo XV, y otros que lo trajeron los frailes jerónimos a Murcia a principios del XVI. En 1761, Antonio de Electa, en su Cartilla Agrícola, define por primera vez la cáscara como pimientos secos. Durante todo el siglo XIX y hasta mediados del XX, el cultivo de pimientos para el pimentón se fue extendiendo por toda la Vega del Segura hasta ocupar el primer lugar en la actividad económica regional, incluso por delante de la seda y los cítricos. Los primeros pimientos que cultivaron los frailes jerónimos en Murcia presentaban inicialmente un sabor picante, punta redonda y color verde, que después se tornó rojo amarillento. Con el tiempo, se convirtió en una hortaliza redonda, ligeramente achatada, de color rojo intenso y sabor dulce. El primer molino de pimiento en la Región del que se tiene conocimiento data del siglo XVIII, por lo que se puede deducir que el pimiento molido ya se conocía en esta época. En el siglo XIX se produce un aumento espectacular de la producción de pimientos, a pesar de las inundaciones y riadas que arruinaron algunas cosechas. En 1896 se constituye la primera asociación del Gremio de Pimentoneros, con el nombre de "Centro de Exportadores de Pimiento", con el principal objetivo de poner orden en las ventas del producto. El pimiento molido comenzó a proporcionar una gran riqueza, y a comienzos del siglo XX casi todos los huertanos dedicaron sus tierras al cultivo de este producto. La industria pimentonera como tal tiene su origen en los molinos hidráulicos, principalmente dedicados a moler cereales.