El maridaje o armonía, en el ámbito gastronómico, es el arte de saber combinar acertadamente los aromas, sabores, texturas y colores de la comida y el vino, para que ambas partes salgan ganando. Cuando los sabores y los olores complementarios se unen, la combinación produce un placer mayor que el que producen los elementos por separado. Hoy en día, los sumilleres recomiendan considerar diversos factores como pueden ser tipos de vinos, tipos de uva, estructura, etcétera en cuanto al vino, así como ingredientes, formas de cocinado, sabores… en cuanto al plato al que acompañan. La elección del vino más adecuado es una cuestión de gusto y paladar, aunque, en relación al orden en el que deben servirse, existe una regla general que conviene seguir. Los vinos ácidos se combinan perfectamente con comidas saladas o grasas y los vinos dulces, con comidas dulces. Los vinos blancos secos y jóvenes maridan bien con los aperitivos y entremeses, verdura y legumbres en ensalada, ostras y mariscos en general, pescado blanco a la plancha o con salsas muy suaves. Los vinos tintos jóvenes se acompañan de arroces, pasta, legumbres cocidas, guisos de verduras, carne blanca asada o en salsa, carne roja y quesos semicurados. Los vinos tintos con crianza en barrica maridan con potajes, cocidos, lentejas guisadas, pavo relleno, entrecots y filetes grasos de ternera, cordero o cerdo y quesos curados. Un caso especial dentro de los tintos son los Riojas Gran Reserva. Son especiales para servirse con grandes asados de carne roja, platos de jabalí o ciervo en salsa, quesos muy curados, jamones y embutidos de calidad. En cuanto al orden en el servicio de los vinos la DOC Rioja, se sirve el blanco antes que el tinto, el joven antes que el viejo y el de menor antes que el de mayor grado alcohólico.