Cuando los tomates frescos están en su máximo esplendor, su intenso sabor hace de esta sopa una auténtica delicia. En invierno, sustitúyelos por tomates de invernadero en rama. Para hacer una versión vegana de este plato, prescinde del queso parmesano. Calienta la asadera. Acomoda las rebanadas de baguette en una asadera y cubre cada rebanada con un poco de albahaca, orégano y queso. Colócala a aproximadamente 4 pulgadas de la fuente de calor y asa hasta que el queso se derrita, entre 45 y 60 segundos. Mira con atención para evitar que se quemen. Reserva. Pela los tomates, quítales las semillas y córtalos en cubos. En una cacerola grande y pesada, calienta el aceite de oliva a fuego medio. Agrega la cebolla y sofríe durante 4 minutos aproximadamente, hasta que quede blanda y transparente. Añade los tomates y la pasta de tomate y deja que hierva. Reduce el fuego a medio-bajo y luego cocina a fuego lento sin tapar, durante unos 20 a 25 minutos, hasta que la sopa se espese. En una licuadora o procesador de alimentos, haz un puré de la sopa en tandas pequeñas hasta que quede suave y viértelo en la cacerola. Nota: la sopa estará caliente. Para evitar quemaduras, llena la licuadora o el procesador a menos de un tercio. Añade la leche, la sal y la pimienta y calienta con cuidado. Viértela en boles individuales, decora cada uno con 2 tostadas de hierbas y sirve.