El tuco argentino tradicional se prepara a base de tomate, cebolla, ajo, zanahoria y carne, que se cocinan a fuego lento hasta lograr una salsa espesa y sabrosa.
Suele condimentarse con laurel, orégano, albahaca o pimentón, y servirse con pastas frescas o secas.
Existen variantes que prescinden de la carne —como el tuco de verdura— o que incorporan chorizo, pollo o cerdo.
En algunas regiones también se agregan vino tinto o caldo para intensificar el sabor.
La elección de los ingredientes del tuco argentino refleja la herencia de la cocina mediterránea, transmitida principalmente por la inmigración italiana y española.
La base de tomate, aceite de oliva, hierbas aromáticas y hortalizas es característica de esta tradición culinaria, reconocida por su equilibrio y beneficios para la salud.
Aunque cada familia adapta la receta según costumbres locales o disponibilidad de productos, el fundamento sigue vinculado a la dieta mediterránea, donde los vegetales, las hierbas y el aceite constituyen pilares esenciales.