Priorizar el consumo de alimentos frescos por sobre los procesados y ultraprocesados es una de las claves para mantener una dieta que beneficie nuestra salud.
Los alimentos frescos son todos aquellos que se obtienen de plantas y animales, y llegan a nuestra mesa sin sufrir ningún tipo de alteración industrial.
Las frutas y verduras de estación, los granos y legumbres, las carnes, mariscos y huevos, conservan perfectamente sus propiedades nutricionales.
En algunos casos, pueden sufrir un mínimo procesamiento de limpieza o para su conservación.
No hay que vivir en el campo o tener nuestra propia huerta para consumir alimentos naturales.
Si bien los alimentos ultraprocesados son prácticos para un consumo ligero y sus sabores están bien marcados, alejarlos de nuestros hábitos alimenticios va a beneficiar nuestra salud en muchos aspectos.
Su consumo habitual promueve el aumento de peso, la obesidad y enfermedades crónicas no transmisibles como la diabetes, algunos tipos de cáncer y enfermedades cardiovasculares.
Hacer la comida en casa nos permite comprobar la calidad de los alimentos que vamos a ingerir.
Si planificamos nuestro menú semanal podremos organizarnos mejor con las compras, además de evitar tentarnos con productos ultraprocesados con poco valor nutricional.
En lo posible, comprar alimentos a pequeños productores nos va garantizar comer productos más frescos y con el mínimo proceso de conservación.