El paisaje oceánico es una singularidad dentro de los espacios peninsulares y presenta un relieve y, sobre todo, un clima muy marcado, que lo hacen fácilmente reconocible y diferenciable del resto. Se sitúa en la vertiente norte de la Cordillera Cantábrica y en Galicia, una estrecha franja próxima al Cantábrico y al Atlántico, que determinan su aspecto. Como hemos avanzado, su clima está condicionado por la proximidad del mar, que suaviza las temperaturas, con veranos frescos e inviernos suaves. El océano y las borrascas atlánticas aportan precipitaciones constantes y abundantes durante todo el año, de manera que no se produce la sequía estival que afecta al resto de los territorios peninsulares. El relieve es mayoritariamente montañoso tanto al interior como al litoral, escarpado y rocoso, por la proximidad de la Cordillera Cantábrica y el Macizo Galaico a la línea de costa. Los ríos como ya hemos visto son cortos, caudalosos y de corrientes rápidas, como resultado del relieve montañoso y el clima húmedo.