La tapa: del palacio a la taberna. Varias de las diferentes teorías sobre la tapa están relacionadas con diferentes Reyes de la historia de España. La primera de ellas nos remonta al siglo XIII, con Alfonso X ‘El Sabio’. Se dice que, debido a una enfermedad, el médico le recetó tomar una cantidad de vino diaria. La siguiente historia nos lleva un par de siglos más adelante, con los Reyes Católicos. La historia cuenta que en las tabernas se producían muchos altercados debido a la ingesta de alcohol de los parroquianos. Otro rey, en este caso Felipe II, es el protagonista de la siguiente historia, que cuenta que, cuando se acercaba a ver las obras del Escorial, los taberneros del camino le esperaban con una jarra de vino tapada por una loncha de jamón para evitar que entraran moscas o suciedad. Por último, saltamos unos cuantos siglos y nos encontramos con Alfonso XIII y una historia muy similar que dice que, camino a Cádiz, le pusieron una tapa de jamón para evitar que entrara polvo, arena o moscas en su copa de fino. La tapa: del pueblo y solo del pueblo. También existen teorías que dicen que nada de lo anterior es cierto, y que la tapa es una tradición creada por el pueblo. De entre todas las historias -menos artificiosas que las anteriores- destacan dos: La primera dice que tiene su origen en Sevilla, donde la gente adinerada de los clubes privados pedían bebida a las tabernas cercanas. La otra, mucho más sencilla, nos cuenta que los trabajadores del campo necesitaban llevarse algo al estómago a medio día para poder seguir trabajando el resto de la jornada. ¿Qué historia es verídica? Todas. O ninguna. La realidad es que no se sabe cuál de ellas es la verdadera, ni siquiera si alguna de ellas lo es.